LLENAR UN ESPACIO, OCUPAR LA NECESIDAD – Entrevista a Gustavo Schraier

En el 2016, Noelia Gonzalez y Agustina Perez entrevistaron a Gustavo Schraier en el marco de su visita a la ciudad para el dictado del curso de “Producción autogestiva” organizado por Cosecha Escénica de la Municipalidad de Rosario.
Gustavo Schraier nació en la ciudad de Buenos Aires en 1964. Es productor ejecutivo y artístico profesional de teatro y artes performáticas desde 1990 y como tal, ha realizado la producción de más de 150 espectáculos en vivo para la escena pública – Complejo Teatral de Buenos Aires- y la escena privada, empresarial y autogestiva, de la Ciudad de Buenos Aires y en giras nacionales e internacionales.
Pero, ¿cómo fue el tránsito de su vida para llegar a ser lo que es hoy?

Gustavo egresó como técnico químico y proyectaba su futuro como químico bacteriólogo “descubriendo vacunas contra enfermedades”. Pero, un verano tomó un curso con Lito Cruz y luego de haber cursado un día en bioquímica, le comunicó a sus padres que no iba a continuar con esos estudios sino que iba a tomar el camino del teatro.

Schraier comenzó a formarse en actuación y paralelamente trabajó de cadete. En ese periodo, participó de colectivos teatrales independientes durante 10 años. Particularmente, en uno de los grupos (del cual fue parte de su fundación) no sólo actuaba sino que además, sentía que “había algo”, en ese momento no sabía que era pero “intuitivamente me interesaba: la organización, planificar, presupuestar, resolver no sé qué. Entonces, me pasaba que mientras ensayaba o actuaba, mi cabeza estaba no solo ahí adentro sino que tenía otra cosa afuera, como más integral”, comenta el productor.

Gustavo, posteriormente, formó parte de la Fundación Banco Patricios como asistente de producción, es así que se encontraba con el rol de “asistir una producción” con su experiencia pero sin herramientas teóricas. Entonces, fue en busca de más conocimiento, donde se encontró con libros en inglés, francés, español con una realidad diferente a la de su territorio pero que le eran útiles para entender procesos.

Después de trabajar durante quince años en la fundación, en 1998, el banco se fundió y eso dejó sin trabajo al productor que había comenzado su labor en el lugar a sus 18 años. Esto enfrentó a Schraier con la preocupante situación de la falta de trabajo y de formación académica.

A las dos semanas, recibe un mensaje para postularse como productor ejecutivo de una empresa argentina funcionada con una empresa mexicana que hacía musicales de Broadway.  Luego del correr de unos días, atiende un llamado donde le comunican que debía viajar a México porque era el nuevo productor ejecutivo de la Bella y la Bestia (con socio Disney).

Hacia los años 2000, pasó a ser asistente de producción en el Teatro San Martín. Paralelamente, su preocupación por la falta de teorización sobre la producción escénica aún persistía y Schraier observaba que las personas del ambiente necesitaban y comenzaban a demandar esa formación.

Fue entonces cuando decidió hacer su primer Taller de Producción Teatral en el Centro Cultural Recoleta. Allí se encontró con el interés de la gente que sirvió de estímulo para seguir por ese camino.

Más tarde, Rubén Szuchmacher, que por aquel entonces dirigía el área de teatro del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires, lo invitó a dar workshops donde se empezaba a sumar más cantidad de personas atraídas por la temática.

Gustavo comenzó a compartir las herramientas de producción sin anticipar a qué público iban dirigidas, sabía que podían ser aprovechadas por un bailarín, bailarina, un productor/a ejecutivo/a, “unos quieren entender y otros quieren hacer en este devenir”, describió. Así fue que surgió, en el 2001, el primer Laboratorio de Producción Teatral en el Centro Cultural R. R. Rojas. Los y las participantes llevaban sus proyectos, no querían que finalizara, encontraban las respuestas a una inquietud que no se alimentaba en otro lugar, querían seguir avanzando en la experiencia. Y en honor a ese primer laboratorio se gestó el título del primer libro del productor (Laboratorio de producción teatral I) que saldría años después.

 

Sin darse cuenta, Schraier se transformó en el pionero que sistematizó, formó y capacitó en producción escénica. Su recorrido le posibilitó “llenar un espacio” y es así que comenzaron a llamarlo de diferentes lugares. La situación fue aumentando su magnitud y desde la pedagogía también se instaló la necesidad de formación en la producción escénica.

En 2006, escribe su libro con la recolección de todos esos conocimientos y experiencias que había transitado en los últimos años, pensando en las herramientas que él mismo necesitó al inicio de su trayectoria. Relacionando práctica con teoría y la teoría que sustenta la práctica, identificando que este proceso nunca termina. Como Schraier sostiene que cada proyecto es irrepetible no solo artísticamente sino en todo sentido, afirma que su libro es un aporte tanto para un proyecto a pequeña, mediana y a gran escala ya que implican el mismo proceso de producción.

Gustavo visitó reiteradas veces Rosario participando de proyectos de producción iniciales, pre-producción y brindando tutorías para obras. No solo busca compartir su aprendizaje sino también, generar reflexión colectiva que según su perspectiva, se le dedica poco tiempo y que en caso contrario se evitarían frustraciones de proyectos que no fueron satisfactorios. Aunque “no hay reglas, no hay formas, no hay recetas”, asegura.

Schraier concreta su idea final confirmando que un gran porcentaje de la labor de producción escénica termina volcándose a un factor exógeno, que es el público. Por esta misma razón, opina que los proyectos deben planificarse con delicadeza, cuidado y cariño; observando el contexto del público al cual va a dirigido pero que será en el momento del estreno cuando se vea realmente el impacto que tendrá en ellos.

 

Foto de Clara Muschietti

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