Estar en la tormenta para ver qué trae de nuevo… así va finalizando este relato de la experiencia realizada en las instalaciones del Centro Cultural Parque de España, durante los meses de marzo a junio de 2022. Este proyecto, impulsado por Paula Drenkard y acompañado por Carolina Condito, consistía de encuentros semanales en torno a preguntas sobre el cuerpo, las identidades y demás interrogantes sensibles.
La propia piel fue una experiencia de construcción de un Laboratorio para y con mujeres cis y trans, que desarrolló un recorrido experiencial y reflexivo -un viaje sensible- en torno al cuerpo, las identidades, las memorias vitales y sus entornos. Estas fueron algunas de las dimensiones conceptuales que funcionaron como puntos de inflexión y temas convocantes del proceso. Es interesante señalar que, desde la misma convocatoria, estaba enunciado el deseo de trabajar con dos variables que le brindaron una particularidad al proceso y a la grupalidad: lo transgeneracional y la diversidad de trayectos vitales, es decir que quienes hicieran parte del recorrido, podían tener experiencia en el campo del arte y/o de las artes escénicas como también fueran mujeres que, sin tener trayectos exclusivos en estos campos, contaran con otras experiencias vitales y devenires; de modo que en la articulación se enriquecieran las posibilidades de alojar una verdadera diversidad en modos de hacer y ser. A partir de los ejes conceptuales-temáticos disparadores, se conjugaron recursos de las artes escénicas-performáticas (danza, actuación, composición, planos sonoros, visuales, poéticos), de prácticas somáticas (conciencia sensoperceptiva/ movimiento-acción) y de exploraciones etnográficas (observación y escucha participantes).
Es así como el Laboratorio se conformó con 18 mujeres muy diversas, desde 20 a 70 años de edad, siendo una pieza fundamental en la asistencia y acompañamiento, Carolina Condito, quien supo dar giros particulares a cada propuesta como también a la cohesión grupal. El espacio fue el Centro Cultural Parque de España que, brindando el lugar, la logística interna, la difusión; hizo también posible que esta experiencia se desarrollara.
Trabajamos dentro del espacio de acción y exploración con las historias/memorias expresivas de les/as participantes en relación a sus haceres, saberes y modos de estar para cartografiar, desde el propio cuerpo-piel, las experiencias singulares y colectivas, entramándolas entre sí y creando otros universos posibles. Este es un modo de búsqueda que vengo sosteniendo desde hace 20 años, por las señas particulares de mis atravesamientos (psicoanálisis, filosofía, etnografía, danza, actuación, educación somática), por lo tanto, mi procedimiento ha sido transdisciplinar, articulando aspectos reflexivos en dinámicas o dispositivos que conjugan recursos de las artes performáticas y escénicas y de las prácticas somáticas y de movimiento. Mi práctica tiene que ver con lo antes dicho y una labor in situ (situada) que juega con el encuentro de lo que aparece en los diferentes espacios con les diversxs otres y en un tiempo presente: la improvisación no es sólo una invitación dentro del proceso -que da lugar a lo que va emergiendo en el mismo-, sino que también sucede en el propio hacer desde mi posición de facilitadora o coordinadora. Esta práctica es algo con lo que les participantes pueden jugar para luego trasladar a sus propias experiencias.
El proceso estaba planteado desde estos disparadores y con esta metodología, arribando a una presentación final, una expo-performance, concebida como una “celebración”.
En un tiempo y mundo signados por diversas crisis constantes de carácter casi ontológico, nos es necesario crear experiencias que den cuenta de lo que sucede en tanto subjetividades y colectividades, y al mismo tiempo que generen encuentros reparadores y vitales. De ahí que los vectores conducentes del trabajo tienen que ver con convocar a los universos senso-perceptivos, construir otros sentidos a partir de las crisis, manifestar los cuerpos en tanto singularidades, convocar a fuerzas o afecciones alegres para ese proceso de construcción -elaborando las tristezas y las incertidumbres de un mundo desajustado- e ir a contrapelo de las corrientes normativizantes; esto define también una posición ético-política que recoge las narrativas de nuevas epistemologías y movimientos como los feminismos ( así como cosmovisiones que están fuera de las exclusivamente occidentales). En este sentido, se trajeron al espacio de discusión-exploración diferentes nociones de cuerpo y corporalidades articulándolas con las construcciones y deconstrucciones de las identidades en devenir, en sus diversos registros sensorio-perceptivos. De forma transversal al proceso -y como amalgama constitutiva del mismo-, aparece la interpelación a la “subjetividad política mujer” a partir de las diversidades-identidades-memorias-imaginarios-narrativas-disidencias-resistencias-periferias. De este modo, uno de los objetivos primordiales del taller fue reconocer y recuperar experiencias colaborativas, horizontales, creativas; convocando al espacio de discusión-exploración las memorias vitales/relatos expresivos/registros epidérmicos/ movimientos singulares de les participantes en relación a sus haceres, saberes y paradigmas -muchas veces no legitimados y desestimados por los regímenes normativos hegemónicos-.
La performance que llamamos “Pieles en tranhumancia”, estuvo hecha de estos retazos vitales: relatos, testimonios, imágenes, como también composiciones singulares que se fueron entramando desde elementos compositivos de los lenguajes escénicos como vestuarios, objetos y textos que tenían una carga histórico-subjetiva para cada una/e de les/as performers. En la composición lo particular y singular logró articularse con lo grupal, dando lugar a escenas colectivas y micro-escenas que tenían una impronta performática -pues no todo estaba sujeto a un guión cerrado sino que había una estructura abierta a lo que pudiera acontecer en diferentes momentos-. El espacio escénico fue cambiando de lugares y rompiéndose la disposición usual del mismo, con lo cual el público fue desplazándose de acuerdo a las propuestas, situaciones y espacios móviles; esto generó otra posición en la expectación, fuera de lo predecible y quizás en algún sentido, incómoda. La transhumancia estaba en lo que se manifestaba, en los modos de hacer y en lo que sucedía con quienes observaban, mudando y a la vez integrando los espacios (incluso el río como parte inherente de nuestro ambiente vital), los tiempos (recuperando rituales, mitos propios, relatos), las experiencias (como huellas y marcas dérmicas y hondas); en una simultaneidad de presentes, pasados y futuros.
En una carta inicial que escribí para quienes fueran a participar del proceso, hay una síntesis que también marcó el curso conceptual, metodológico y poético de la experiencia, que dice: “La propia piel es la mía, la que conozco y no conozco, y también es la piel de las otras que son conmigo, que fueron o serán o están siendo. Y también es aquella que no quiero ser o habitar. La propia piel es la de los árboles incendiados y los que dan frutos, es la corteza con huellas de tiempos vividos, es lo que compongo con las pieles vivas que me circundan y atraviesan, más allá de mí, aunque no lo sepa…es la que in-corporo de diferentes maneras…es la piel de casas y de edificios y ríos y peces y pájaros y perras y gatos. Es mi no-piel, esa que iré descubriendo cuando toque y me deje tocar…Aquí se tratará de lo que a cada quien le toca y lo que nos toca, en este aquí y ahora pos-pandémico, tormentoso y aventurado. Estar en la tormenta para ver qué trae de nuevo…para mudar de pieles y hacer piel con otres.”
PAULA DRENKARD
Master en Comunicación y Educación por la Universidad Autónoma de Barcelona; Licenciada en Comunicación Social y Psicóloga por la UNR. Profesora Certificada del Método Feldenkrais por el Instituto Feldenkrais de España. Es actriz, performer y directora de teatro; habiéndose formado con maestrxs locales, nacionales e internacionales en actuación, contact improvisación, danza contemporánea, performance. Trabajó para organismos internacionales dirigiendo Proyectos Educativos y Culturales (UE, ONU, Coop. Española, Coop. Luxemburguesa). Creó el Proyecto Educativo-Cultural Caravana Teatro en Cabo Verde-África (2013-2016), desarrollándose también en Argentina (2017-2019) y la Compañía Experimental “Al Margen” en Nicaragua-Cuba (2001-2005). Es Profesora e Investigadora de la Facultad de Ciencia Política de la UNR donde desarrolló un área que trabaja e investiga en torno a las corporalidades y las identidades desde el año 2005: la cátedra “Culturas cuerpos e identidades” y el Grupo de Estudio “Poscolonialidad, cuerpo y prácticas artísticas”. Es miembro del Comité Académico y docente de la Especialización en Gestión Cultural de la UNR. Imparte seminarios de grado, posgrado e independientes en Argentina y el exterior (Paraguay, Nicaragua, El Salvador, Cuba, Cabo Verde, España). Investiga y crea en torno a las corporalidades y las artes performáticas, las identidades y las sexualidades. Dirige y actúa en teatro, teatro-danza y en diversas experiencias performáticas, en el marco de las artes escénicas.