CASI TODO LO QUE TENEMOS PUESTO
Escribe: Delfina Serra
Cayendo por calle 7 en la cuadra más oscura de 66 hasta 72, un amontonamiento de pibes anuncian que es ahí. Golpeamos con decisión la puerta de madera, un pibe abre y nos pide que banquemos unos minutos. En esa espera siempre miro la fachada compuesta por la superposición de infinitos tags de quienes clavan bandera. Al ratito nos hacen pasar, pagamos 100 p cada une y la temperatura nos cambia 1000. Si hacía frío afuera, adentro está hermoso, si hacía calor, adentro es un infierno. Bienvenidas.
Una pequeña sala de estar informa temperatura y mood de la noche. Ahí podemos ir a bailar si nos pinta el sofocón o el sacudón de la pasti.
Lo primero que hacemos es atravesar la pista, que para mi tiene el tamaño suficiente para ese tipo de danza que vamos a bailar. Lo suficientemente grande para contener gente y lo suficientemente chica para estar apretaditos. Para atravesar tenemos que mover la pelvis. Si no es al ritmo, tardamos mucho más.
Al fondo, un pasillo conduce a los baños y más al fondo, la barra donde está el guardarropas y otras personas tomando algo. Ahí también podemos ir si necesitamos bajar, pero casi no se baila, más bien se charla, gritando.
En la barra por 20 p nos dan una bolsa de consorcio donde dejamos casi todo lo que tenemos puesto. Yo me quedo en corpiño o top, porque se chiva fuerte y es lindo poder bailar cómoda. Alguna del grupo, o varias, llevamos riñonera donde dejamos la plata y el numerito, los celulares quedan en casa.
También compramos unas aguas, porque antes de ir a la pista, hacemos parada en el baño donde dividimos pastis y tomamos la primera mitad. Si me dan ganas de hacer pis, es el momento, porque tremenda paja cruzar toda la pista. Y si puedo pasar de toque mejor, porque a veces el baño está ocupado y da bancar hasta que terminen.
-¿Estará bien esa chica? – nos preguntó Juli una vez.
-Esa chica está excelente – le contestamos mientras suaves gemidos rebalsaban la puerta.
En esa espera vemos pasar y chusmeamos, escaneamos, medimos y nos miden, sí que nos miden.
-¿Hoy está lleno de chongos, no?
– Está lleno de raperos.
(Tenemos la teoría de que la pista se divide en raperxs y cerditxs. Raperos: propiedad privada, clavada de bandera, mi familia mi factoria, MI crew. Cerditxs: habitar el chiquero, disfrute de embarrarse, sucixs, puercxs).
Una vez finalizada esa intro pasamos a la pista. Es probable que saludemos, de manera cordial, con un beso en el cachete, a alguien que conocimos el finde pasado o que conocemos de ahí, porque una vez que vas, querés volver.
El grupo encuentra o, más bien, se hace un lugar. Cada una va meneando hacia los laterales para abrirse espacio, haciendo que la gente se corra un poco y dándole una buena base a los pies (fundamental). Dato importante: llevar las mejores zapas, las más cómodas y con suelas que no resbalen. El piso es de cerámico y con tanto chivo está siempre mojado. Si en el perreo no protegés la alineación de las rodillas, duelen el doble al otro día.
Sin darnos cuenta ya entramos en calor, la piel transpira hace rato y aunque no queramos, la oleada nos mueve. A mi me sirve cerrar los ojos, conectar con mis movimientos y en cómo me siento esa noche. Ese es mi momento de oír al DJ invitadx, que es quien toca primero. Al final van siempre Gvaste y Mote, conspiración de elegancia y sonidos graves, reggaeton con influencias de trip hop y ambient noise, todo lo que quieren las wachas y nuestras pelvis.
Una vez en la pista, vorazmente me convierto en tacto y busco bailar cerquita de alguien, si son mis amigxs mejor, bailar acariciando y siendo acariciada.
Hay un momento en el que te ves en un sanguchito, gusano humano. Juro que no se cómo llegamos a ese perreo profundo de a cinco o seis, se ve que la pasti y Atrak01 me pegan de toque y me permito esa zambullida.
Recuerdo la primera vez que fui, que estaba bailando con los ojos cerrados y al abrirlos miré hacia atrás y había un mar de gente perreando hasta el subsuelo, ahí decidí que me daban ganas de ese chapuzón refrescante rejuveneciente.
Otro tema importante: “si te molesta, avisanos” leyenda que se destaca de entre los tags de las paredes. Entre tanto culo y tanta pija cerca, siempre hay algún gil que no capta el código o que quiere abusar. Pero con las pibas tenemos estrategias para hacérsela caber al chongo de turno y no llamar a papá atrak0. La mejor es cuando Silvi activa la rapera:
– Qué linda que sos
– ¿Quién te preguntó?
– Pero no te estoy diciendo nada malo, te digo lo linda que sos.
– Pero a mi no me importa lo que pensás.
– Pero te estoy diciendo algo lindo piba.
– Si seguís, te voy a llevar afuera. Si te quedas, rescatado.
Hasta ahora no aplicó ninguna piña, solo empujoncitos al pecho. Los giles se van a las puteadas cuando ella despliega su perfo.
Yo ya ni me doy cuenta cuando esto pasa, sirena putita mangueadora de chirlos estoy en el barro con cualquiera, va, cualquiera no. A mi lo que me importa es bailar y ondularme con otrxs.
La noche continúa y pasamos de mano en mano, de concha en concha, de pija en pija.
Caliente caldo de cultivo de covid esa preciosura.
Nos arrimamos y nos alejamos de acuerdo al ritmo y a la danza.
A eso de las 5 la pista empieza a despejarse, no queda tanta gente y podemos desplazarnos, jugar hacia los laterales, mirarnos a la distancia. De a poco, el reggaeton se va fundiendo con un techno más durito y más saltado. Si nos queda mucha energía es el momento de agotarla, de transpirar toda esa pasti y los restos de la mala onda de oficina que aún nos queda en el cuerpo.
De pronto un reggaeton suavecito romanticón anuncia y endulza la caída. Este es el momento de bailar abrazadas, de chapar con lengua, de acariciarnos entre todas mientras nos miramos dulcemente. Ese es el momento en el que le pido al universo que el mundo se termine en ese instante, que así me encantaría morir, toda enamorada de mis amigas.
Al salir brillamos más que el sol de la mañana, mucho lustre y endorfina. Otro dato: llevar anteojos, para no encandilarse y para ahorrarle el espanto a alguien que recién se levanta para ir a trabajar.
Los juegos de plaza España nos distraen la vuelta a pata a nuestras casas. Aprovechamos para estirar, la musculatura pide una cama, pero el olor a pucho y restos del caldito en la piel y en la ropa empapada, ruega a gritos un baño anterior al sueño.
Clau es la más pilla y siempre se lleva una muda de ropa, hasta la bombacha se cambia para volver bien piola.
A veces nos vamos todxs a dormir a la casa de Silvi, que es la que más espacio y camas tiene. Llenas de anécdotas, la seguimos un ratito más hasta que se hace un silencio y nos dormimos hasta el otro día.2
1 Atrak0 fue una fiesta que sucedió en Yonkingz, Ciudad de La Plata, desde fines de 2018 hasta principios de 2020.
2 El texto fue construido en los primeros días de pandemia dentro del taller “Hacer sentido”, coordinado por Daniela Camezzana.
Delfina Serra IG @delfinaserra_
https://vimeo.com/victoriadelfinaserra
Bailarina, coreógrafa, performer, docente.
Coordina desde el año 2013 el taller de danza salvaje_sensible y desde el 2018 la pista de baile Mi amiga invita.
Entre sus obras se encuentran Dentro, La lenta erosión, Entre, No se si alguna vez dejé que me tocaras así y Cuero para aguardiente.
Actualmente se encuentra realizando funciones de Tropismo y Nastía e investigando en su próxima producción.