Escribe Mauro Cacciatore
A riesgo de caer preso en una deriva rizomática (y si es así, me sabrán disculpar), me propongo en esta (espero) sintética reseña abordar una obra en la que los dispositivos empleados para su desarrollo resulten determinantes en su producción de sentido. El análisis estará centrado en Now de Pat Catterson (2016) y en la inquietud de si los dispositivos empleados en la misma pueden determinar la creación de un espacio virtual escénico. Vamos de a poco. Podemos pensar que la producción de imágenes posibilitadas por hiperdispositivos (lo que implica la añadidura de nuevos planos al plano específico que determina el cuerpo en escena) modifica un contrato de lectura clásico entre performers y espectadores y en ese sentido Now aparece como una propuesta que reúne a un grupo de intérpretes presenciales actuando en simultáneo con otro grupo de intérpretes situados en distintos puntos del planeta conectado a través de distintos software que permitieron la comunicación tanto en los procesos creativos como en las presentaciones, siendo una obra que además habilita diversas formas de expectación (público en sala y público que consumió el streaming).
A partir de esto podemos incluir a Now dentro de la categoría danza telemática siendo que esta propone a las artes del movimiento en una metáfora de red en la que una expresión multimedial envuelve al cuerpo y sus funciones abriendo el espectáculo a públicos diversos (presenciales o que siguen el espectáculo a través de internet). La danza telemática, al anclarse en el cuerpo, permite un contraste marcado y un diálogo enriquecido con los soportes tecnológicos que arrojan, procesan y recrean cuerpos y voces sin materia. El cuerpo aparece como objeto y sujeto, dejando de ser una entidad cerrada y privada. La obra resultante de la confluencia humana/corporal y tecnológica, se desarrolla en espacios simultáneos reales y virtuales poniendo en relación distintos puntos del planeta, estableciéndose entre ellos una relación mediatizada. En el plano “real” la instalación de 75 minutos de duración ocupa dos salas (una de ellas dividida a su vez en dos secciones) y el público puede moverse libremente entre estos espacios. En el plano virtual el streaming fue visto en 29 países, en el mismo puede verse de manera alternada lo que acontece en ambas salas. Debido a este particular emplazamiento, ningún miembro de la audiencia (presencial o remota) podrá ver todo lo que sucede durante la obra pero con seguridad podrá ver a todes les bailarines. Catterson argumenta que “Es como vivimos, a veces suceden muchas cosas y uno no puede estar en todos lados, por lo que cada uno va a tener una experiencias distinta de Now”.
La particularidad de los discursos mediatizados es que reúnen múltiples materias de la expresión articuladas que construyen escenas enunciativas específicas. Las situaciones comunicacionales de Now se ven complejizadas por la presencia de dispositivos web que habilitan nuevas formas de visibilidad de las experiencias de mediación y de mediatización preexistentes. Los hiperdispositivos empleados, entonces, articulan el dispositivo teatral y el dispositivo cinematográfico dándose una alteración del esquema perceptual y por ende, del contrato de lectura clásico entre performers/espectadores: al plano que generan los cuerpos en escena se añaden otros planos que implican una mirada mediatizada por una pantalla. Aparece así un uso de la paradoja como recurso retórico a partir de la simultaneidad temporal y espacial de espacios que no son próximos, efecto que es posible en tanto y en cuanto les espectadores conozcan la particularidad del mecanismo: existe una persona que es capturada por una cámara que se conecta a una red que construye un cierto código que se decodifica a través de otro ordenador que a su vez emite una proyección sobre una superficie determinada. La respuesta emitida sufre las mismas transformaciones antes de ser captada por la otra persona que habita del otro lado de los dispositivos. Lo que sucede en el “entre”, el espacio escénico virtual, se entreteje con lo que va sucediendo en las escenas de uno y otro lado y a la vez conforma una materialidad propia que puede ser captada y transmitida en sí misma como una tercera alternativa escénica en canales digitales o en redes sociales.
La imagen proyectada de un otro en algún lugar lejano puede responder a estímulos, generando el efecto de que se establece una reunión efectiva con otros espacios, esta presentación de la ausencia construye el efecto de que la tecnología tiene la capacidad de acercar, de unir, pero esto no deja de estar en el plano del efecto: se visualiza una imagen que guarda relación indicial con aquello que es representado, pero eso que es representado sigue estando en otro espacio, la relación de distancia no se modifica. La discursividad de los dispositivos de y en Internet existe en un entramado de experiencias temporales y espaciales que suponen nuevas forma de entender el espacio-tiempo propia de ese lugar y que nos pone a circular bajo su lógica: somos una multitud conectada, pero destinada a habitar algo que se puede concebir como un espacio inmaterial, un no-espacio o un espacio líquido.
Mauro Cacciatore
Universidad Nacional de las Artes, Argentina
@mauseca87
Egresado del Taller de Danza Contemporánea del TGSM con mención especial en reconocimiento a su proceso de estudio; egresado del Posgrado en Técnicas Corporales Terapéuticas (USAL). Licenciado en Curaduría de Arte (UNA). Desde 2012 recibe reiteradas invitaciones para participar como becario de los workshops del Merce Cunningham Trust (NYC) obteniendo en 2022 la certificación oficial para la enseñanza de Cunningham Technique ®. Sus proyectos han recibido apoyo del FNA, Prodanza, Fundación Williams y Fundación Amigos del Teatro San Martín.